Será el humo que me recorre, será el hedor de carroña que se pasea por mi nariz cuando me entra miedo, será tu postura; tu talante, será todo. Esa dulce melodía que resuena en mi cabeza acompañada con ese estupor que se te antoja de vez en cuando.
Me curioseo si esto es lo que le apetece a mi esencia, pero mis pies por propia voluntad caminan hacia atrás sin revindicar consentimiento alguno a mi sesera reconcomida por gusanos del pasado y del presente.
Domino que no tengo privilegio cierto a encelarme o acaramelarme; pero nunca te has cuestionado a ti mismo si es esto lo que a mí me deleita a mis días tristes y solitarios.
Porque como príncipe que aparentas porque no existen, tú siempre estás y además, abarrotado de amor en la mayoría de las ocasiones y me recomplaces con tus locuciones; proporcionadas y bien enunciadas.
No sé si leerás este despojo de agonías en el que callo más de lo que me obligo pero, te adoro. Por poco que haga por los dos, por no intentar entregar más de mí misma (...)
No hay comentarios:
Publicar un comentario