Mis niños

El amor se riega todos los días

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En el nirvana, El séptimo cielo, Heard & McDonald Islands
RÍE. LLORA. AMA. VIVE. Republicana, progresista y romántica por excelencia. Fuerte sentimiento de la justicia. Divino desastre pálido y frío. Creo en el destino, en la educación al pueblo y en el cambio. "Sapere aude."

lunes, 6 de junio de 2011

Nunca resultó tan difícil decir te quiero.

En aquella mesa de cocina, redonda, con sus sillas a conjunto, en esas sillas, allí estaban Teo y Anouk como si fuera la primera vez que se veían. Él con la mirada perdida pero sin quitar la vista de los ojos miel de Anouk. Ella con la misma mirada de ojos miel buscando a Teo.

-Es el día perfecto para hablar- dijo Teo mientras sacaba un cigarrillo de la caja.
Y era cierto, tenían que hablar de la situación, no estaba bien amarse y luego como si nada.
-Pues empieza- amenazó Anouk con una sonrisa lazara- por qué me quieres.

Teo no respondió, no sabía qué decir o qué hacer... ¡Por supuesto que la quería! Pero por qué no podía decir nada, solo quería estar sentado frente a ella y mirarla hora tras hora.
Y sin querer ya estaba rozando su nariz contra la mejilla de Anouk y así su oreja contra la boca de la pícara.

-Me gustas Teo. Me gusta lo siniestro que eres, lo creas o no- dijo mientras le quitaba la camiseta negra- me gusta tu piel, tan blanca, tan llena de lunares en la espalda- apretando más y más su mano contra el pecho de Teo- y tu melena piojosa- le agarró fuerte del pelo y le empujó contra ella- sé que esto no está bien. Que no puedo sentir lo que siento- paró. Deshizo toda la fuerza, se recolocó y le lanzó su camiseta- De cuántas chicas te habrás aprovechado...
- Salvo que contigo ha pasado lo que con ninguna otra.
-¿Ah sí?- Anouk robó el cigarrillo de Teo y comenzó a fumar.
Los ojos de Teo se encendieron, notaba como en aquella piel tan blanca fluía la sangre como nunca.
-Me he enamorado de ti.
Y en aquella tarde de relámpagos las distancias se acortaron.

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