-Es el día perfecto para hablar- dijo Teo mientras sacaba un cigarrillo de la caja.
Y era cierto, tenían que hablar de la situación, no estaba bien amarse y luego como si nada.
-Pues empieza- amenazó Anouk con una sonrisa lazara- por qué me quieres.
Teo no respondió, no sabía qué decir o qué hacer... ¡Por supuesto que la quería! Pero por qué no podía decir nada, solo quería estar sentado frente a ella y mirarla hora tras hora.
Y sin querer ya estaba rozando su nariz contra la mejilla de Anouk y así su oreja contra la boca de la pícara.
-Me gustas Teo. Me gusta lo siniestro que eres, lo creas o no- dijo mientras le quitaba la camiseta negra- me gusta tu piel, tan blanca, tan llena de lunares en la espalda- apretando más y más su mano contra el pecho de Teo- y tu melena piojosa- le agarró fuerte del pelo y le empujó contra ella- sé que esto no está bien. Que no puedo sentir lo que siento- paró. Deshizo toda la fuerza, se recolocó y le lanzó su camiseta- De cuántas chicas te habrás aprovechado...
- Salvo que contigo ha pasado lo que con ninguna otra.
Los ojos de Teo se encendieron, notaba como en aquella piel tan blanca fluía la sangre como nunca.
-Me he enamorado de ti.
Y en aquella tarde de relámpagos las distancias se acortaron.
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