Mis niños

El amor se riega todos los días

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En el nirvana, El séptimo cielo, Heard & McDonald Islands
RÍE. LLORA. AMA. VIVE. Republicana, progresista y romántica por excelencia. Fuerte sentimiento de la justicia. Divino desastre pálido y frío. Creo en el destino, en la educación al pueblo y en el cambio. "Sapere aude."

lunes, 8 de agosto de 2011

No madrugar, también ayuda.


Eran las seis de la mañana y sin poder dormir. Dando vueltas de un lado a otro de la cama buscándole entre las sábanas, asomándose por la ventaba el olor a café recién hecho del vecino de abajo, un hombre un tanto madrugador.
Abril dejó caer el libro al suelo, dando un exagerado golpe. Estaba alterada, fuera de sí; no sólo porque el calor podía con ella sino que Fran también podía. No la llamaba, ni le manda mails, ni libros de poesía con cartas propias en el interior.

Caminaba por el largo pasillo apagando las luces puestas, el despertador de Bruno que comenzaba a sonar y la televisión.  Entrar en la cocina y escuchar el sonido de los platos juntándose y separándose fabricaban una diminuta sonrisa mañanera en Abril. Pasó su dedo por la tarda de chocolate y lo colocó frente a sus ojos. No pensaba en comérselo, ni si quiera le gustaba el chocolate, ni sabía por qué hizo aquello.
-¿Café? – Dijo la solemne y recién despierta voz de Bruno. Cogió el dedo empachado de chocolate de Abril llevándoselo a la boca- Ayer me llamó Fran. Preguntó por ti.
-¿Qué?
Las tazas que sujetaba con tanta fuerza Abril se cayeron.
-¿No tenías suficiente con el libro ya esta mañana? –Miró fijamente a Abril- será mejor que lo barra.

Qué guapo estaba recién despierto,  con su coleta semihecha y su torso al aire. Aquellas espaldas anchas llenas de ternura para cualquier mujer, la finura de sus huesos, los dedos largos y finos y aquella piel tan blanca cubierta de pecas. Barriendo y juntándose todos los pelos sueltos en su cara. No sería como Fran, quizás hasta fuera mejor. Pero no era tan sencillo pasar de él como lo hizo con ella.
-Vendrá a recoger sus cosas mañana, y si te interesa… Me preguntó cómo estabas.
-¿Y bien…?
-Nada. Le dije buenas noches y le colgué.
-¿Qué?
-Te quiero.
-Eres encantador, de corazón. Pero a cuántas chicas les habrás sorprendido con lo mismo para llevártelas a la cama.
-A ninguna, no hace falta que te lo diga. Y aunque fuera así contigo me he enamorado.
El sonido de tres despertadores sonando tan sólo era el comienzo de la agitación que sentía ambos.

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