Mis niños

El amor se riega todos los días

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En el nirvana, El séptimo cielo, Heard & McDonald Islands
RÍE. LLORA. AMA. VIVE. Republicana, progresista y romántica por excelencia. Fuerte sentimiento de la justicia. Divino desastre pálido y frío. Creo en el destino, en la educación al pueblo y en el cambio. "Sapere aude."

lunes, 2 de julio de 2012

Nada sucede por casualidad (2ª parte).

"Debo de ser idiota. Debo de ser idiota si me enamoro del mismo hombre."

Un dolor, robusto y avinagrado, sube conformando un aspecto similar a un bolo con deseo de salir por la garganta de Anouk, con la salida de vómito. Transcurrieron meses desde que sus labios rozaron al mismo tiempo los labios de Teo con los suyos; había degustado otras lenguas, otras formas de sexo y testado la carne de otros hombres, y sin embargo, aún existían mariposas pellizcando con mordisquitos sus entrañas. Y sin embargo, también, Flavio había amputado el camino que les separaba para brindarla con la coyuntura de hacerla feliz, pero Anouk cayó en el remolino de la pasión.
Allá, en la puerta, como si un dios quisiera gratificarla, por todas sus cruces aguantadas con paciencia, con la aparición de aquel hombre que tanto deleitó a sus labios, a sus manos, a su carne entera; borrando toda maldad en la misma que él había provocado. 


"¿Lo sientes tanto como yo? Creo que te amo, tanto como tú a mí ¿Qué vamos a engendrar con este pesar?"

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