Mis niños

El amor se riega todos los días

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En el nirvana, El séptimo cielo, Heard & McDonald Islands
RÍE. LLORA. AMA. VIVE. Republicana, progresista y romántica por excelencia. Fuerte sentimiento de la justicia. Divino desastre pálido y frío. Creo en el destino, en la educación al pueblo y en el cambio. "Sapere aude."

sábado, 18 de diciembre de 2010

Es el lugar correcto en el momento adecuado.

Cogió su copa y pidió dos más. Sus ojos no daban crédito a lo que estaba viendo. Allí estaba Matías, un conocido de Anouk el cual le pidió salir una vez, Damara siempre dijo que era demasiado horrible como para ser amado por ella. Las personas te podían parecer feas, había una gran diferencia notable entre ser y parecer, pero Matías era la excepción.Así pues Anouk supo decirle de una forma sutil y correcta que no sentía ni sentiría nada por él, aunque él era un enamorado empedernido de todas las personas.
Pero junto Matías estaba él.


"Venga Anouk es ahora o nunca, es amigo de Matías, di que estás sola acércate, siéntate a su lado...".


Sentía el tembleque de sus piernas, se llevó solo una copa, no quería causar malas impresiones a la primera, sus manos también temblaban. "Venga Anouk, aún no tienes parkinson".
Matias ya le había visto, siempre se emocionaban mutuamente cuando se veían, era rara la vez que coincidían, se puso en pie y fue más rápido que una estrella fugaz en saludarla.

-¡Qué de tiempo Anouk! ¿Has venido sola?


Estaba volviendo a ocurrir, su mente volaba y su mirada estaba clavada en aquel chaval.

-Anouk ¿me escuchas?
-¿Eh?...¡Oh perdón Matías! Ando algo despistada, es un poco tarde y ya sabes que...
-Te preguntaba que si venías sola- interrumpió él.
-Pues...pues sí, te vi y pensé en sentarme con vosotros.


Era demasiado inteligente como para darse cuenta de que Anouk no quería ver precisamente a él, la acompañó a su mesa y puso las personas en su sito: Anouk y el chico misterioso juntos, Matías enfrente.
Empezaron a hablar, era asombroso lo bien que conseguida desvolverse en la conversación y lo fácil que era hablar con él.
Al cabo de media hora Matias marchaba a su casa, estar en bares no era algo que le llegara a gustar demasiado.



Anouk pudo verle frente a frente de su cara, era hermoso, el pelo más gracioso que hubiera visto nunca, ella era tan bajita y él tan alto que sentados se lo parecía aún más, pudo ver sus ojos; unos ojos grandes y marrones y una boca grande también. ¿Su nombre? ¡Teo!
Cuántas cosas podía decir de Teo...Sus manos eran grandes, el doble de grandes que las de Anouk y muy muy delgadas.
Teo era poeta lo cual quería decir que a los dos les apasionaba una parte diferente del arte.Ahora que estaban solos Anouk bebía más y más y más, hasta tal punto en el que estaba consideradamente borracha, la única ventaja que le ayudaba a continuar la conversación.
Anouk inconscientemente le pidió el teléfono a Teo, estaba tan ida por la bebida que ya no controlaba sus palabras.Estaba acostumbrada a hacer malabarismos con sus palabras, pero no deportes de alto riesgo.



Teo estaba tan maravillado... Había estado observándola durante mucho tiempo, pero no podía recordar su rostro, tan solo su pelo largo, brillante, rubio y lacio. Era un desconfiado con las mujeres, había pasado ya por demasiados finales inesperados y llenos de agonía, pero aún así Anouk, que siempre estaba abierta a la amor, le contó que en cuanto perdieras la confianza con la persona del sexo opuesto estabas condenado a morir solo.


Anouk se levantó y se dirigió hacía el baño, estaba cometiendo demasiadas locuras. Colocó sus dedos con cuidado hasta lo más profundo de su boca, apretó con el mayor miedo del mundo y vomitó.
Si conseguía expulsar todo el alcohol de su organismo se sentiría mejor y volvería más segura a casa. Se lavó un poco la cara y bebió agua para quitarse el mal sabor.
Al salir allí estaba él, con su abrigo.

-Si quieres te acompaño a casa Anouk- Las palabras de Teo era como música para sus oídos. Desde luego que Anouk aceptó, eran las cuatro y media de la mañana y su casa estaba ocupada, nada mejor tenía que hacer.







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