Mis niños

El amor se riega todos los días

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En el nirvana, El séptimo cielo, Heard & McDonald Islands
RÍE. LLORA. AMA. VIVE. Republicana, progresista y romántica por excelencia. Fuerte sentimiento de la justicia. Divino desastre pálido y frío. Creo en el destino, en la educación al pueblo y en el cambio. "Sapere aude."

domingo, 26 de diciembre de 2010

Una sonrisa enjuaga la ruidosa retirada.

Mi amor por Teo era especial, cuando estaba con él sentía que era capaz de hacer cualquier cosa porque ya no me sentía dolorida, apenada, o preocupada por mis problemas. Me hacía querer ser mejor mujer y sentirme única y diferente.
Estar con él era estar encerrada en una burbuja de amor que solo él podía romper y reconstruir al mismo tiempo. Fui capaz de mirarle durante décimas de segundos que se fueron alargando a minutos y horas. Le miraba tan fijamente que seguramente se daría cuenta, siempre me sonreía y yo dejaba de mirar, pero cunado el me miraba y yo le sonreía y él volvía a hacer el mismo gesto, el mundo se paraba para poder disfrutar del momento; o al menos eso sentí la primera vez que me pasó y fui consciente de ello. 


Estábamos demasiados juntos y me tocó sentarme a su lado; supongo que a causa del gentío, mis piernas terminaron de alguna forma entrelazadas con las suyas mientras mi subconsciente juntaba nuestras manos y si había algo que me escabullía del aburrimiento era quitar pelusas y en los guantes de Teo tenía millones de ellas.

-¿Qué haces Anouk?
-Quitarte las pelusillas ¿o es que no lo ves?
-¿Y tanto te gusta quitar pelusas?
- Si prefieres que muera por aburrimiento masivo...Cada vez me gusta menos esperar.

Fue la última pelusa que quité; liberándola detrás de su espalda. Acto seguido sentí su risa.
Teo siempre dijo que era algo inocente e ingenua, supongo que al no quitarle más pelusas fue un acto que lo reflejase.

Dicen que cuando alguien te observa un sexto sentido te lo hace saber, yo en la mayoría de veces que notaba aquella sensación estaba en lo cierto, como sucedió con Teo.

Dirán que es absurdo mirar y sonreír ya que es algo normal, quizás si vieran la sonrisa de Teo no dirían lo mismo. Nunca vi una sonrisa tan pura, alegre y llena de sinceridad como la de aquella vez.

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