Hugo siempre quiso mantener con los ojos bien abiertos a Anouk, o era lo que ella pensaba, solía pensar que en su vida, la mayoría de las cosas eran realidades imaginarias para poder manterse viva.
Su mirada estaba llena de bastante confusión algo que Hugo no pudo dejar pasar. Llevaban años sin darse un abrazo en condiciones. Siempre que Hugo hacía algo cariñoso con su amiga, Damara le echaba la culpa a ella, era su chico y de nadie más.
Y ahora él estaba arrepentido de no haberle dejado las cosas claras, y ahora Anouk caminaba sola por sus mundos, que por muy bien que la conociera sus pensamientos cambiaron radicalmente.- ¿De quién?
- De Holly por ejemplo -volvió a mirar hacia la ventana, deteniéndose en una nueva persona- Nunca la he visto llorar, o preocuparse por algo importante. Hace siempre el mal o lo incorrecto y en cambio el el todo poderoso la beneficia con amor. O tú, realmente nunca fuiste un buen amigo. Pero es envidia sana, no tienes de qué preocuparte.
Hugo paró, lo comprendía todo. Después de dejarla tirada iba a ayudarla, en cambio después de abandonarla ella siguió detrás de él. Se portó mal con una infinidad de personas, Holly no respetaba los sentimientos y Damara criticaba demasiado, pero recibían todo lo que la vida te puede dar. En cambio para Anouk todo el mundo era especial y único y se merecía oportunidades nuevas, y la vida le trataba cada vez peor.
Pasó una semana, la casa estaba quedado resplandeciente, y el teléfono de Anouk sonó. Y sí, era Teo, Anouk tenía vagos recuerdos de habérselo dado, pero aún así estaba encantada de conversar con él.
- ¿Quién es?
- Teo, un chaval que me presentaron hace una semana. Es bastante majo y muy formal la verdad.
- Ahora querida te puedo decir si que tengo envidia, envidia sana y sé lo que sientes.
- ¿De Teo...?
- Él te dará todo aquello que yo me perdí,que no te puede dar por rechazar tus miedos, tus preocupaciones.
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