Mis niños

El amor se riega todos los días

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En el nirvana, El séptimo cielo, Heard & McDonald Islands
RÍE. LLORA. AMA. VIVE. Republicana, progresista y romántica por excelencia. Fuerte sentimiento de la justicia. Divino desastre pálido y frío. Creo en el destino, en la educación al pueblo y en el cambio. "Sapere aude."

martes, 11 de enero de 2011

Aquella vez no abandoné las bragas.


Solía ocurrirme, por qué no, yo despojaba camisas a cambio de abandonar mis bragas; incluso sin ellas me sentía evadida del mundo. Incumpliendo normas, vamos, lo que siempre anhelaba.
Me palpaba llena de amor, gracias a todos los prójimos varones; pero Teo... no me llenó del todo; Quizá fuera por culpa de Anouk, yo sabía  lo muy prendada de él que estaba sin que me lo dijera; pero él me quería y yo a él; no importaba.
Poseía la costumbre de levantarme en la aurora con la camisa robada y las bragas olvidadas, esta vez  no fue así. Hubiera sido una falta de respeto hacerlo, nos rejuntaríamos en las reuniones que celebraba Anouk, además se zambulló en mis piernas durante un duradero intervalo, yo únicamente chapucé en su boca.

Me marché dejando una nota de despedida en mi porción de almohada. La calle era gélida, la brisa congelada mordía mis mejillas, hería mis muslos con un soplo frío como si fueran cuchillas hundidas. Estaba atrapada en mis bragas y eso me irritaba. me aburría ser corriente, común a los demás, por eso en mitad del callejón me las arranqué y las tiré al contenedor que se encontraba a mi derecha.

Jamás lo hubiera mencionado si no fuera porque Hugo me vio; sorprendido, excitado. En aquel momento entendí que requería tanto amor como yo.

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