Mis niños

El amor se riega todos los días

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En el nirvana, El séptimo cielo, Heard & McDonald Islands
RÍE. LLORA. AMA. VIVE. Republicana, progresista y romántica por excelencia. Fuerte sentimiento de la justicia. Divino desastre pálido y frío. Creo en el destino, en la educación al pueblo y en el cambio. "Sapere aude."

miércoles, 19 de enero de 2011

Eres especial.

-¿Tú sabes por qué se sucidió?- Amélie se llevó las manos a los bolsillos, con el pulgar al aire; aunque llevará guantes las mañanas de invierno en Luxemburgo eran realmente gélidas.
Sacó un paquete de cigarrillos de su bolso -Bueno, ¿nos vamos?- dijo mientras encendía uno de esos largos cigarrillos. -Me apetece desayunar, y sé que a ti también.- dio un par de caladas más y se fue.

Cuando llegaron a la cafetería, Amélie se pidió un buen pastel de arándanos con café.
-¿Quieres Tomás?- dijo con la mano en la boca para no ver la comida medio desmenuzada.
Paró de comer y observó detenidamente a su marido.
- No has abierto el pico- largó y volvió a continuar con su desayuno.
-¿Sabes morena?- espiró profundamente con el arrepentimiento de comenzar la conversación -Yo... también siento la necesidad de suicidarme.
-¡Anda hombre! No digas tonterías.
-Todo lo que hacemos es mediocre. No he hecho nada para que me recuerden.

Amélie dio pequeños tragos al café, movió su mechero de arriba a bajo recibiendo golpes contre la mesa, hasta que se abalanzó ligeramente.

-Verás Tomás- suspiró- Todo lo que tú hagas será único y nadie más lo hará; y si yo no soy "Nadie" aprenderé a vivir con ellos.- Hizo una monería y se sentó a su lado observando juntos como la vida pasa en las frías calles de Luxemburgo.

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