Mis niños

El amor se riega todos los días

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En el nirvana, El séptimo cielo, Heard & McDonald Islands
RÍE. LLORA. AMA. VIVE. Republicana, progresista y romántica por excelencia. Fuerte sentimiento de la justicia. Divino desastre pálido y frío. Creo en el destino, en la educación al pueblo y en el cambio. "Sapere aude."

domingo, 9 de enero de 2011

Un corazón desplomado.

La gran manta a cuadros hecha por, ahora vieja, Matilde, puesta en el sueldo; dos copas de vino (una más llena que la otra) y otra sola de coñac, bien lleva, compartida por las dos jóvenes. El cenicero cubano con un puro a la mitad y un par de barajas españolas. A parte, allí; encima de la extensa manta, se encontraban Holly y Anouk; jugando a cartas, hablando, riendo, borrachas.

- ¡Anouk bonita, ven!- Ordenó la exuberante Holly agitando la mano.- Trae más vino.
-¿Y no te va bien una cerveza?- preguntó Anouk con altos chillidos desde la cocina.
Holly saltó con un par de carcajadas- Anouk... Anouk, creo que ni contigo tomaría una.


Anouk no dijo nada, solo se limitó a traer una gran variedad de licores, en vasos de chupitos para que su amiga se contentara.

- Oye Anouk...- Holly agachó su cabeza en un modo de disculpas.- ¿Me podría venir a vivir contigo? Pagaré la mitad de la hipoteca, te lo prometo.
-No Holly, mi casa la pago yo, tu podrías pagar algún recibo de la luz o del agua ¿te parece bien?

No respondió, Anouk tampoco esperaba que lo fuera hacer. Holly apenas dormía en su casa, era más cómodo en una de sus amantes, y Anouk siempre la recibiría con los brazos abiertos; era la única amiga de verdad.

-¿Me vas a hablar de Teo, guapa?- Las manos de Holly fueron repartiendo una de las barajas españolas que había con una pícara sonrisa en su cara.
-Es un amigo, muy amigo.- agachó la cabeza lentamente buscando algún otro tema de conversación.
-¿Más que Hugo?
-Puede... ¿por qué no?
-¿Te gusta? ¿Estás enamorada de él?

Entonces en la mente de Anouk surgió la pregunta que nunca se hizo así misma. La burbuja de amor que sentía cuando estaba con él no era algo normal, no era lo que sentías cuando estabas con un amigo. No podía declarar su amor por él, muchos menos a Holly, que se lo contaría.

-No, para nada.- dijo Anouk con un tono de temor.
-Pues... esto... te quería decir... que me gusta mucho, me siento correspondida por él.


Las cartas de Anouk decrecieron torpemente hasta el suelo; se levantó, abrió su cama y se acostó, percibiendo como su corazón se caía a trozos por el camino.

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