Mis niños

El amor se riega todos los días

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En el nirvana, El séptimo cielo, Heard & McDonald Islands
RÍE. LLORA. AMA. VIVE. Republicana, progresista y romántica por excelencia. Fuerte sentimiento de la justicia. Divino desastre pálido y frío. Creo en el destino, en la educación al pueblo y en el cambio. "Sapere aude."

jueves, 6 de enero de 2011

La primera bofetada me supo a inocencia.


Despertar envuelto en los brazos de Ruffy tenía un sabor a algodón de azúcar. Su cuerpo desnudo y blanco despertaba dulzura, me envolvía en una sensación de adolescente, en la que todos mis sentidos despertaban de una manera extraordinaria. Su cara pecosa, sus ojos verdosos y su nariz chata me hacían volver a la niñez. Cada mañana su piel brillaba, como si miles de diamantes estuvieran clavados en su piel, como lunares brillantes. Y no me ponían faltar sus lunares, cientos y cientos de ellos habían en su cuerpo, y que aroma tan dulce tenían.
-Estate quieta.
-¿Se puede saber qué haces?
-¿No puedo mirarte?
-No puedes ordenarme a estar parada.
Me encantaba verla enrabietada, estaba aún más guapa. Tan guapa que me hacía reír.
-No le veo la gracia Cherut- ¡Por supuesto que no la tenía! Pero no podía parar, se volvía eternamente graciosa e infantil.- Cherut....- Me soltó un sopapo.
-¡Ay Ruffy ¿Qué haces?!
-Solo quiéreme- susurró cerca de mi oido. Y yo supe hacerla querer.

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