Tampoco miro nunca la cara de mis clientes, prefiero mirar que libro se llevan, y cunado no hay nadie me entretengo a leerlos.
-¿Se lo envuelvo?
- No, gracias.- Era una mujer, por el tono de su voz joven, de unos diecinueve recién cumplidos. Con dedos largos, finos y las uñas pintada de carmel.- Bueno espere- Odiaba que me pararan mientras ya iba a hacer la entrega.- Preferiría que me lo envolviera. Me lo auto regalaré.- Solo le reí su autoestima, estaba tan molesto que no miré si ella me sonrió o no.
-Aquí lo tiene, feliz noche.
-Muchas gracias, igualmente.
Fui a recoger unos últimos libros me dirigí al mostrador y allí estaba una bolsa: "¡Vaya! La chica de antes se ha dejado el libro". Susurré. Subí la persiana y busqué a la chica, no estaba así que volví a ultimar.
-Perdone me he dejado la bolsa ¿cierto?
-¡Qué mujer más bonita! ¡Qué sonrisa, qué piernas, qué olor tan agradable!- pensé mientras le sonreía como a un tonto- Si tenga aquí está.
-¿Puedo hacerle una foto?-me preguntó.
-Dicen que cuando te hacen una foto te roban el alma. No es que crea en eso pero prefiero asegurarme- Sonreí.
-Venga a cenar conmigo.
¿Aceptar invitaciones de una desconocida?¡Claro que nunca lo haría! Pero aquella hermosa mujer me arrastraba con sus largas manos invisibles desde mi corbata.
-¿Se lo envuelvo?
- No, gracias.- Era una mujer, por el tono de su voz joven, de unos diecinueve recién cumplidos. Con dedos largos, finos y las uñas pintada de carmel.- Bueno espere- Odiaba que me pararan mientras ya iba a hacer la entrega.- Preferiría que me lo envolviera. Me lo auto regalaré.- Solo le reí su autoestima, estaba tan molesto que no miré si ella me sonrió o no.
-Aquí lo tiene, feliz noche.
-Muchas gracias, igualmente.
Fui a recoger unos últimos libros me dirigí al mostrador y allí estaba una bolsa: "¡Vaya! La chica de antes se ha dejado el libro". Susurré. Subí la persiana y busqué a la chica, no estaba así que volví a ultimar.
-Perdone me he dejado la bolsa ¿cierto?
-¡Qué mujer más bonita! ¡Qué sonrisa, qué piernas, qué olor tan agradable!- pensé mientras le sonreía como a un tonto- Si tenga aquí está.
-¿Puedo hacerle una foto?-me preguntó.
-Dicen que cuando te hacen una foto te roban el alma. No es que crea en eso pero prefiero asegurarme- Sonreí.
-Venga a cenar conmigo.
¿Aceptar invitaciones de una desconocida?¡Claro que nunca lo haría! Pero aquella hermosa mujer me arrastraba con sus largas manos invisibles desde mi corbata.
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