Podría parecer una mujer de cristal, con toda su delicadez me lo demostró. Quizás fuera por eso por lo que pensé que iríamos a un lugar caro, con grandes platos y escasa comida, cubiertos diferentes para cada bocado que diéramos y con un vino realmente caro; que para pagar todo aquello tendría que quitarme un riñón y entregarlo, pero no fue así; mas bien me cité con ella en un restaurante de comida rápida.
No salí de la tienda. No me arreglé, solo me limité a ordenar la librería. Llegué demasiado temprano mas ella ya estaba allí también. Sentí las ganas de besarle. Iba elegante, en exceso. Reflexioné y me pareció una mujer
-No me gustan esta clase de lugares para comer dentro ¿Me llevas a tu casa?-Me preguntó la recargada chica sujetándose un mechón con la mano que tenía libre poniéndolo detrás de su oreja.
-Está desordenada.
-No importa.
No tardamos más de una hora en cenar, hablar y hacerlo. Al día siguiente me desperté con su perfume impregnado en las sábanas y otra nota de las suyas: "Siento haberte enamorado, pero estoy casada y necesitaba escabullirme de la situación de amar todos los días a la misma persona. Siempre serás lo más cercano que tuve a un primer amor."


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