Mis niños

El amor se riega todos los días

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En el nirvana, El séptimo cielo, Heard & McDonald Islands
RÍE. LLORA. AMA. VIVE. Republicana, progresista y romántica por excelencia. Fuerte sentimiento de la justicia. Divino desastre pálido y frío. Creo en el destino, en la educación al pueblo y en el cambio. "Sapere aude."

martes, 11 de enero de 2011

Musitando.

Ya se habían marchitado las dos horas desde que Anouk huyó hasta su cuarto. Desnudó su cuerpo de la cama, colocó sus fríos pies en el limpio suelo, ausentándose de la cama; yendo a la ventana. La temperatura no creaba ni frío ni calor; una estación otoñal que todavía recordaba el caluroso verano.
Despejó las cortinas, entreabrió las ventanas, observando el amplio y prolongado barrio. Yacía verdaderamente bonito; aún se conservaba tal cuando era pequeña. Con calles más modernas, paseables. 
Hizo una pausa. Respiró profundamente y suspiró. Se originaron en la constante y extraña mente de Anouk las veces en las que Holly golpeó la puerta sin contestación. Empezaba a detestar a su amiga.
Contempló el Bonnechere, estaba tan cerca... Tan cerca como para lanzarse libremente desde la ventana. Cegó su mirada de la ventana, la cerró y volvió a suspirar. Retornó a la mesilla de noche; fue abrirla y encontrarse otra idea en acabar con su vida.

-Te quiero Teo, mucho- Musitó con la voz implorante.

Se evadió de su cuarto. El salón, la cocina, todo estaba en su sitio, colocado. Y en aquel lugar envuelto de ternura estaba Holly liada en sábanas. La mirada de Anouk reflejaba la conmoción que había en ella; la miró detedinamente y volvió huyendo a su cuarto atemorizada.

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