Mis niños

El amor se riega todos los días

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En el nirvana, El séptimo cielo, Heard & McDonald Islands
RÍE. LLORA. AMA. VIVE. Republicana, progresista y romántica por excelencia. Fuerte sentimiento de la justicia. Divino desastre pálido y frío. Creo en el destino, en la educación al pueblo y en el cambio. "Sapere aude."

martes, 12 de abril de 2011

Pellizcos y lunares de besos.

Todas las mañanas, unos cuantos pellizcos y un par de movimientos eran suficientes para despertar a Anouk.
-Buenos días –gritó Teo pellizcando sus mejillas sonrosadas.

- ¿Solo? –rió- pienso que te falta algo más. Como a las princesas, con sus desayunos de café, tostadas y miel en la cama.

El silencio se hizo presente. Teo comenzó a silbar para desviar  la conversación.
Se acercó mucho a su cara, juntando la nariz del uno con la del otro. Colocó su dedo encima de la nariz.

-¿Tienes un lunar nuevo, no?
Teo no obtuvo respuesta.
-Cierra las ojos Anouk.
-No veo nada, ni ha amanecido.
-Cierra los ojos- insistió.
Anouk cerró los ojos. Teo ,mientras, cerró cortinas, bajó persianas; se dirigió al tocador de Anouk, sacó todos los pintalabios de su amada  y se pintó con todos ellos. Le cogio de la mano y le condujo hasta él. Le dio un beso en la nariz.
-¡Venga ábrelos!
- ¿Qué haces? ¿Qué pretendes? – rió y rió a carcajadas.
Le cogió de la cintura y le tiró al suelo. Comenzo a darle besos desde la punta de la frente hasta el tobillo, sin dejar de lado sus muslos de dorados.
-¡Para, para!-dijo entre risas- ¿qué pretendes?
-¿No decías que quereías una nueva forma de dar los buenos días?

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