Mis niños

El amor se riega todos los días

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En el nirvana, El séptimo cielo, Heard & McDonald Islands
RÍE. LLORA. AMA. VIVE. Republicana, progresista y romántica por excelencia. Fuerte sentimiento de la justicia. Divino desastre pálido y frío. Creo en el destino, en la educación al pueblo y en el cambio. "Sapere aude."

viernes, 1 de julio de 2011

La primera mañana de verano.

Era la primera mañana del verano y yo había amanecido con la sensación de que una mano se posaba en mi brazo. Aquellos dedos tan finos y tan cortos solo podían ser de Ruffy, tan hermosa, tan inocente y tan pequeña.

Había olvidado que me inventó a cenar y como no, terminó durmiendo conmigo.
Escuché a su padre discutir con Maica, las voces Ivan acompañado de los ladridos de Magdi. Cuando estaba seguro de que no había nadie decidí levantarme.
Me levanté con cuidado de no  despertarla, al girarme para arroparla me sorprendió lo hermosa que estaba por las mañanas, con unos cuantos mechones que se deslizaban por su mejilla, y la mano metida debajo de la almohada, era preciosa.

Fui a la cocina, dejándola patas arriba. No encontraba ni naranjas, ni un exprimidor… descuidé la habitación sin darme cuenta.
-¿Naranjas y tostadas, no?
Di un brinco, pensaba que estaríamos los dos en casa, que todos se habían marchado. Y de repente aparece Maica.
-Venga ven, que te saco todo lo que necesites.- las manos de Maica iban a una velocidad horrible, no solo sus manos, inculuso ella en sí. Sentía tanta envidia, a mí también me gustaría saber donde estaban las cosas que apreciaba.

Maica se sentó y observaba como fabricada el desayuno.
-¿En qué piensas?- dije todo concentrado.
-En que le haces el desayuno.
-¿En qué piensas?
-En que le haces el desayuno.
-¿De verdad?
-En que la amas, estás drogado por su amor, y dudo que esto dure eternamente.

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