Te daría siete vidas si tuviera, café con un par de besos o maría si cultivara. Te daría lo que quisieras envuelto en rosas y los libros que más te guste leer en mil idiomas. Te doy todo, tú eliges, mi amor.
Mientras, escríbeme en todas las paredes: ventanas, puertas... y háblame de ellas, pero ábremelas también, pero cuando seamos grandes y mis hijos me pidan consejos en el amor, les hablaré de ti y de cómo hay cosas que debemos dejar ir... Y lo comprendí todo hasta cierto punto, concretamente, hasta el punto g.

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