Me estuve reconstruyendo para acordarme cada día menos de ti, pero al mismo tiempo confesando que me moría por volver a verte. Quizá para saber si este corazón seguía acelerándose cuando te trazaba ángulos con la mirada o quizá para asegurarme de que te estaba superando. Mas, el ser humano es el animal más irracional y ecuánime al mismo tiempo.
No caí yo, ni tampoco caíste tú, nos reconstruimos el uno al otro porque nos resultaba más fácil quitarnos la ropa que las culpas en todos aquellos crepúsculos que imaginé una vez que recogiste mis cartas de amor. Yo me he acabado la vida en lograr que creas en sentimientos y amor a cambio de que compenses todos tus errores, pero he descuidado al tiempo descodificando lo que tus palabras decían, que me perdí escuchar a tu mirada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario