Egoísmo. Pero para mí, para siempre.

Amor, yo, yo te quiero para mí; porque te quiero (o eso creo) porque pienso que eres único y que no hay carne más que la tuya que es único ejemplar entre millones y millones de cuerpos humanos y que es motivo suficiente para que te sientas feliz cuando te miro.
Pero... me sentía muy torpe. No sabía cómo consolarte o regarte de amor (o si te regaba era con mis propias lágrimas), así hasta que me dijiste adiós, pero yo ya no sabía si responderte o no, y repetiste: "Adiós" unas veces más esperando que reaccionara o algo para poder malhumorarte hiciera lo que hiciese. Así que te amaba, sí, pero tenía que responder "Adiós" yo también, para que otros me visitasen aunque me hicieran daño, porque si tú te ibas lejos, ¿quién me iba a visitar? Pero no tenía miedo, me  habías enseñado.